Plan de parentalidad, un instrumento al servicio del "interes superior del menor"
y de la pacífica convivencia de la familia tras la ruptura

El plan de parentalidad es un documento en el que se detallan los compromisos de ambos progenitores respecto a la guarda, cuidado y educación de los hijos.

Su objetivo principal es garantizar que tanto el padre como la madre tengan un rol activo en la crianza y educación de los hijos, promoviendo un ambiente de armonía y bienestar para ellos, asegurando que estén cubiertas todas sus necesidades financieras,  emocionales, educacionales, de salud y que se respeten sus deseos. De esta manera, trata de dar solución a las responsabilidades futuras de los padres respecto de las necesidades futuras de los hijos. 

Su finalidad principal es doble. Uno, evitar conflictos posteriores a la ruptura sobre responsabilidad parental de cada progenitor y Dos, proporcionar a los hijos una adecuada estabilidad emocional con sus padres y familiares que les de seguridad.

Todos los que participamos en estos procesos estamos guiados por el » INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR»  previsto en el artículo 2 de la Ley orgánica 1/1996 de 15 de enero. Toda la sociedad debe velar por los derechos de los niños y adolescentes, pero la FAMILIA, como institución, es el primer sistema que siempre debe encargarse de ello.

Por tanto, el plan de parentalidad es un instrumento:

  • al servicio de los menores
  • que ayuda a la reorganización pacífica de la familia tras la ruptura
  • que sirve para prevenir conflictos futuros
  • que da seguridad y estabilidad a los hijos

¿Qué es lo que más daña a los hijos en los procesos de ruptura?. Según nos dicen los expertos, no es la ruptura en sí  sino vivir el conflicto y ser víctimas de la instrumentalización por sus padres.

Existe una regla de oro: los hijos opinan pero no deciden. Según los estudios, la mayoría de los niños reclaman poder expresar sus sentimientos y ser escuchados sin tener que decidir ya que eso les carga de una responsabilidad que no les corresponde.

No existe una regulación legal, a excepción de Cataluña, dónde es obligatorio en los divorcios, separaciones y rupturas de parejas estables con hijos. La mayor parte de jueces de familia lo reclaman en supuestos de alta conflictividad, y lo ideal sería que lo incorporásemos en todos los casos, dada la operatividad que ofrece y lo eficaz que resultará en aras de dar seguridad a padres e hijos, sin esperar a que aparezcan las diferencias o conflictos, pues cuanto mejor es la relación a la hora de gestionar la ruptura más fácil será implementarlo como medida de estabilización de esas buenas relaciones.

Para asegurar que los acuerdos alcanzados en el plan de parentalidad sean justos y equitativos para ambas partes, es importante seguir ciertos pasos y considerar diversos aspectos clave:

1. Comunicación abierta y respetuosa

El primer paso para lograr acuerdos justos es establecer una comunicación abierta y respetuosa entre los padres. Ambos deben expresar sus necesidades y preocupaciones de manera clara y escuchar activamente las perspectivas del otro. Es fundamental evitar discusiones acaloradas y buscar siempre soluciones que beneficien a los hijos.

2. Considerar las necesidades de los hijos

El bienestar de los hijos debe ser el principal foco al establecer acuerdos en el plan de parentalidad. Ambos padres deben considerar las necesidades emocionales, físicas y educativas de los hijos, asegurando que las decisiones tomadas sean en su mejor interés. Esto implica establecer un régimen de visitas equitativo, promover la participación activa de ambos padres en la toma de decisiones y facilitar una comunicación fluida entre ellos.

3. Evaluar la capacidad económica de cada progenitor

Un aspecto importante a considerar es la capacidad económica de cada padre. Es necesario analizar los ingresos y gastos de ambos, así como las necesidades financieras de los hijos. Esto permitirá establecer una pensión alimenticia justa y equitativa que cubra las necesidades básicas de los hijos sin generar desequilibrios económicos entre los padres.

4. Flexibilidad y adaptabilidad

La vida está llena de cambios y es importante que el plan de parentalidad sea flexible y adaptable a nuevas circunstancias. Los acuerdos deben contemplar la posibilidad de modificaciones en caso de cambios en las necesidades de los hijos, en la situación laboral de los padres o en cualquier otro factor relevante. La capacidad de adaptarse a nuevas realidades contribuirá a mantener un ambiente armonioso y equitativo para todas las partes involucradas.

5. Asesoramiento profesional: un plan a medida en cada caso.

Contar con el asesoramiento de profesionales especializados en derecho de familia y mediación es de gran ayuda para garantizar acuerdos justos y equitativos ya que guiarán el proceso necesario para facilitar la comunicación entre los padres y asegurarse de que se cumplan los derechos y responsabilidades de cada uno, actuando con imparcialidad y siempre guiados por la bienestar de los menores.

En conclusión, establecer un plan de parentalidad justo, equitativo y especifico para cada caso requiere de una comunicación abierta, consideración de las necesidades de los hijos, evaluación de la capacidad y recursos económicos de cada progenitor, atención a los valores y organización que imperaba en esa familia,  flexibilidad y siempre contar con el asesoramiento de profesionales especializados. Siguiendo estos pasos lograremos garantizar un ambiente de estabilidad y bienestar para los hijos y sus padres, y facilitar la reorganización de la familia tras la ruptura de la pareja y el comienzo de una nueva etapa pacifica para todos.

Estas son unas pequeñas notas generales sobre el Plan de parentalidad que espero te hayan servido; en una siguiente publicación explicaré con mas detalle contenidos y consejos que pueden facilitar la elaboración del mismo. 

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