~Resolución pacífica~
Resolviendo Conflictos Familiares y Asuntos Civiles
Mi compromiso como abogada se extiende más allá de los casos de divorcio, abarcando una variedad de conflictos familiares y asuntos civiles. Especialmente en situaciones como conflictos entre hermanos por herencias y otros asuntos familiares, mi enfoque se centra en evitar el camino judicial siempre que sea posible.
Entiendo que los problemas familiares y civiles pueden tienen el componente emocional que influye directamente en la aparición del conflicto y en todo su desarrollo.
Mi objetivo es ofrecer a mis clientes una alternativa más allá de los tribunales, priorizando el diálogo y la búsqueda de soluciones amistosas. Los juzgados, con su carga de casos y procesos prolongados, pueden generar costes económicos, emocionales y de tiempo significativos. La inseguridad de un proceso judicial sé por experiencia que genera mucho desgaste.
Mi filosofía es simple: si es posible alcanzar acuerdos a través del diálogo constructivo con la otra parte o sus representantes legales, lo haremos. El diálogo permite resolver disputas de manera más rápida, eficiente y, lo que es crucial, preserva la relación entre las partes involucradas.
Solo en situaciones en las que el diálogo es imposible debido a la actitud cerrada de la otra parte o cuando la defensa de los intereses de mi cliente lo requiere, consideraré la opción de recurrir al juzgado. Sin embargo, esta medida se toma con la plena comprensión de la complejidad y la incertidumbre que conlleva el sistema judicial.
Mi compromiso es brindar a mis clientes opciones claras y estrategias adaptadas a sus necesidades. A través de una asesoría legal sólida y la exploración de soluciones fuera del ámbito judicial, busco proporcionar un camino más efectivo y menos adversarial para la resolución de conflictos familiares y asuntos civiles.
El Impacto del Conflicto Parental en los Hijos: Gestión Positiva de la Ruptura
La literatura científica respalda la idea de que el impacto en los hijos durante y después de la ruptura no está directamente relacionado con la separación en sí misma, sino con el nivel de conflicto entre los progenitores. Un estudio publicado en el Journal of Marriage and Family (Amato & Booth, 2001) destaca que «el conflicto parental es un predictor más fuerte del bienestar de los hijos que la propia ruptura».
Es fundamental comprender que los niños pueden experimentar un daño significativo cuando se ven atrapados en medio de disputas interparentales. Un informe del Journal of Family Psychology (Sandler et al., 2012) enfatiza que «los niños son particularmente vulnerables al conflicto interparental», y que este puede resultar en problemas emocionales y conductuales a largo plazo.
Cuando los padres se encuentran inmersos en disputas, los hijos a menudo se enfrentan a decisiones difíciles, como tener que tomar partido o elegir entre sus padres. La Psicóloga Judith Wallerstein, en su libro «Second Chances: Men, Women, and Children a Decade After Divorce» (Wallerstein & Blakeslee, 1989), señala que «la lealtad dividida y el tener que elegir pueden dejar cicatrices emocionales profundas».
El daño psicológico es especialmente notable cuando se difama al otro progenitor. Un estudio en el Journal of Family Issues (Johnston et al., 1987) destaca que hablar negativamente de la ex pareja afecta directamente la autoestima de los hijos, ya que «ellos están hechos de ambos padres».
Sin embargo, la gestión adecuada de la ruptura puede mitigar estos impactos. La investigación de la American Psychological Association sugiere que «cuando se maneja de manera saludable, la ruptura puede tener un impacto mínimo en los hijos» (APA, 2019). Proporcionar información justa y adaptada a la madurez de los niños, asegurar la cobertura de sus necesidades materiales y afectivas, y fomentar un ambiente de comunicación abierta contribuyen a una adaptación positiva a la nueva situación familiar (Kelly & Emery, 2003).
En conclusión, abordar el conflicto parental de manera constructiva y gestionar la ruptura de manera informada y sensible son elementos cruciales para preservar el bienestar de los hijos y permitirles adaptarse felizmente a su nueva realidad.
En mi experiencia siempre he visto confirmada esta conclusión, merece la pena el esfuerzo hecho para gestionar pacíficamente la ruptura entre los progenitores porque en poco tiempo se comprueba que la familia supera mucho mejor esta crisis y comienzan a su nueva etapa tranquilos y felices.
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© Cristina Cabrero García